VIII TRAVESÍA INTERNACIONAL A NADO LANZAROTE-LA GRACIOSA

Qué pasa con la Travesía

450 nadadores no pudieron cruzar el Río por el mal tiempo

La tormenta perfecta chafó la octava edición de la Travesía Internacional a nado entre Lanzarote y La Graciosa. El casi medio millar de inscritos que no quería perderse la fiesta de la natación de la Graciosa tan sólo pudo hacer una mini travesía simbólica dentro del muelle de menos de 500 metros. La organización, llevada por el Real Club Victoria de Gran Canaria, dejó mucho que desear a juicio de muchos de los participantes. Los del club grancanario se han pronunciado muy poco. Se abre ahora un debate acerca de lo que pasará el próximo año.

Las olas y la corriente lo impidieron. El pasado sábado 30 de septiembre no se pudo llevar a cabo la ya tradicional Travesía entre las islas de Lanzarote y La Graciosa por el temporal que azotó a las islas.

El Club Victoria de Gran Canaria, creadores y organizadores del evento, decidió no organizar la prueba en cuanto vio aquello. Lo que sí hicieron, de manera simbólica, yya que muchas personas se desplazaron hasta la isla graciosera, fue organizar una pequeña travesía dentro del mismo muelle de Caleta de Sebo. La salida fue en la playa, y el punto de retorno, con llegada en la rampa, en la entrada y salida del muelle.

Esta pequeña prueba improvisada, en la que participaron prácticamente la totalidad de los casi 450 inscritos de lo que en principio iban a ser la Travesía entre las islas, fue, a juicio de muchos de los participantes, 'un auténtico desastre'. 

"Primero: no hubo salida; algunos de los nadadores comenzaron a nadar, y todos salieron detrás sin explicación alguna. Segundo: el punto de retorno hacia la rampa era una boya a la que llegaron muy pocos, porque los que venían de manera paralela daban la vuelta sin llegar... Fue un auténtico descontrol, un desastre. Yo cuando llegué me quité el gorro y lo tiré del cabreo", nos contaba Eugenio Lorenzo, uno de los participantes. Otro, David Rodríguez, también nos contó su versión: "Entiendo que se suspenda la Travesía, es una responsabilidad moral muy grande la de los organizadores, cualquiera se podría ahogar, pero si se hace algo aquí dentro, que se haga bien; no es difícil. La salida fue caótica, y, luego, nadie llegó hasta la boya", aseguró. Nicholas Peter, un inglés afincado en Lanzarote, nos contó que la prueba fue un "cachondeo": "Yo empecé en serio, pero cuando vi aquello, nadé 'espalda', 'braza'... hasta 'mariposa', y, luego, no llegué a la boya; nadie lo hizo", aseguró.

Ni guagua ni paella

Otro de los problemas fue el del agasajo posterior a la prueba. La organización tenía previsto preparar una paella, pagado por el Cabildo de Lanzarote, para los participantes, familiares y acompañantes. El problema fue que, habiendo más de 400 inscritos, encargaron una paellada para cuatrocientos, cuando entre nadadores y acompañantes, pueden ir a la cita perfectamente unas ochocientas o mil personas.

A su vez, de los casi 450 inscritos, más de uno se quedó sin poder participar en la mini travesía por otra chafada de la organización: anunciaron en las hojas de inscripción que una guagua pasaría por el Casino Club Náutico a las 9.30 horas del día de la prueba para transportar hasta el puerto de Órzola a todos aquellos inscritos que lo desearan. Pasó a las 8.30 horas.

Por su parte, los organizadores, más concretamente Carmelo Rodríguez, director de la prueba, no se mojan. En nuestro intento de hablar con ellos para ver su versión, no logramos mucho. Sobre la salida, arguye que fue culpa de los nadadores, "nosotros esperábamos al helicóptero". Acerca del horario de la guagua, que pasó una hora antes de lo informado dice: "Yo no he visto eso, quién lo dijo. Mándame a una copia de donde leyó eso". En cuanto a la paellada otros tanto de lo mismo: "Quién dijo que era para familiares y acompañantes, era sólo para nadadores". En el dossier de la prueba está muy claro. En cuanto a lo que piensan hacer para el próximo año, dijo poco: "Yo todavía no sé nada de lo del próximo año, primero nos sentaremos a ver que errores hemos tenido, y luego ya veremos", añadió.

Ante todo, buen ambiente

Lo que sí reinó en las horas que los nadadores invadieron la octava isla fue un gran ambiente de camaradería y fiesta. Algunos nadaban y cantaban de vez en cuando, otros chapoteaban en el agua instantes antes de la 'salida'... Total, que se lo pasaron en grande a pesar de la nefasta organización.

Ahora habrá que tomar medidas para que el club de natación grancanario, que tuvo la idea hace ocho años de cruzar nadando las dos islas, no siga con su mal empleo de esta travesía, "que bien podríamos", aseguraba Eugenio Lorenzo, "organizar nosotros, si ellos no se ponen de una vez las pilas".

Ovidio Cordero, Semanario Lancelot

02 Octubre 2000